Señor mío y Dios mío, quiero continuar esta oración de la noche, igual a como la he iniciado en la mañana de hoy. Quiero seguir mirando hacia mi interior. Ver las heridas que hay en mí. Ver las cosas que producen sentimientos negativos, los recuerdos que aún me atormentan y que no me permiten ser feliz ni brillar en la cotidianidad. Quiero ver en mi corazón las cosas que me hacen daño. Esas cosas que, de alguna manera, se han quedado a vivir allí y que no han podido salir. Y en este preciso momento quiero aprovechar para pedirte que sanes mi corazón de todos esos odios que no me permiten seguir adelante en mi proyecto de realización. Quiero tener la fuerza para sacar de mi corazón todas las cosas que lo manchan. Las palabras de ofensa, las acciones que me han herido, entre muchas otras cosas que necesitan ser curadas. Sé que en este momento estás actuando en mi corazón y me estás haciendo libre.
Amén.
Por Alberto Linero✍
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