Señor mío y Dios mío, qué buen día ha sido este. He vivido muchas situaciones, mi corazón ha tenido muchas sensaciones. Estoy listo para descansar después de un día de aprendizajes. Un día en el que he aprendido mucho de personas de las que pensé nunca podría aprender algo. Gracias, además, porque lo que he aprendido me sirve para la vida, para tomar decisiones inteligentes, para luchar por lo que quiero sin perder el rumbo y el enfoque de mi vida. Gracias por cada día que es una oportunidad para crecer en todos los aspectos de la existencia. Para crecer espiritualmente a través de las experiencias, pero también para crecer humanamente, para crecer en mis relaciones interpersonales. Gracias por estar conmigo en este momento, por acompañarme en mi descanso y por llenar mi corazón de cosas buenas. Te alabo y te bendigo.
Amén.
Por Alberto Linero✍
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