Señor mío y Dios mío, en esta mañana, quiero reconocer tu poder sanador, la fuerza que infundes en los enfermos, para que puedan salir adelante, para que sean valientes y enfrenten su enfermedad con valentía, con templanza y no con resignación. Hoy quiero entregarte a todos los enfermos del mundo, en especial, a aquellos que conozco y que quizá son cercanos a mí. Solo Tú conoces el dolor que cada uno de ellos vive, solo Tú sabes que por momentos se han sentido tristes, solos, sin ganas de seguir, incluso, muchos han deseado la muerte. Hoy quiero pedirte para que en este día ellos puedan sentir tu compañía, puedan recibir una palabra de tu parte que los anime, que los impulse a dar lo mejor de ellos para vivir felices en medio de la enfermedad. Sí, mi Dios, sentirnos débiles a causa de una enfermedad es una situación muy angustiante, pero, oro para que todos encontremos fortaleza en medio de la prueba.
Amén.
Por Alberto Linero✍
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