Señor mío y Dios mío, hoy quiero ser capaz de librarme de las espinas que me matan poco a poco el corazón. Aquellas cosas que hacen heridas profundas en mí y que no me permiten vivir plenamente. Quiero pedirte, con fe, que me permitas sacar cada cosa que haya en mí que no sea buena, cada odio por las personas que me dañaron, cada resentimiento, cada sentimiento de envidia que haya tenido o que tenga por el triunfo de los demás. Quiero tener un corazón que se asemeje al tuyo, es decir, que sea sincero, que no tenga intereses más allá de vivir a plenitud, de vivir en felicidad. Quiero encontrarte en cada situación cotidiana que viva día a día, así como lo he hecho en esta jornada. Gracias por tu cercanía, por estar siempre atento a mis necesidades y no permitir que caiga en situaciones que acaban conmigo. Siempre me libras, siempre me conduces hacia la tranquilidad y la paz.
Amén.
Por Alberto Linero✍
No hay comentarios.:
Publicar un comentario