Señor mío y Dios mío, te adoro en este nuevo amanecer. Al contemplar todo lo bueno que hay en mi vida en este momento no surge de mi vida otra cosa que no sea una alabanza para Ti. Veo personas valiosas, veo un plato de comida en mi mesa, veo un techo que cubre mi cabeza del sol y la lluvia y en cada una de esas cosas veo un motivo perfecto para alabarte y bendecirte, para reconocerte como mi Dios. Durante todos los días de este mes, pude sentir cómo tu presencia me hacía nuevo. Pude ver cómo te manifiestas en mi vida a través de personas, de acciones. Gracias por cada una de las cosas que viví y por las que tienes preparadas para mí, ya cuando el mes va acabando. Te entrego desde ya mi corazón. Te entrego los deseos que tengo y con los que salgo en este día. Te pido que sanes mi ceguera ante el sufrimiento de los demás, que yo pueda ver más allá de los ojos físicos, y tome acciones para brindar a los que sufren una vida más digna.
Amén.
Por Alberto Linero✍
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