Señor
mío y Dios mío, mi alma descansa en Ti.
Mi esperanza está puesta en Ti y por eso sé que nunca seré defraudado.
Gracias por este momento en el que me permites conocerte más, este instante de intimidad y encuentro cara a cara, sentirte más cerca que nunca.
Tú eres la razón de mi existir, gracias a Ti es que puedo salir adelante y ser plenamente feliz.
En Ti encuentro todo el amor que necesito para no darme por vencido, para seguir creyendo que la vida tiene sentido y que por más difíciles que sean las situaciones, siempre las podré superar en tu nombre poderoso.
Y por eso, te entrego el día de mañana, inspírame para saber actuar, para tomar las mejores decisiones porque estoy en un gran proceso de mi vida.
Gracias, mi Señor, por dejarme conocerte, por enseñarme a amarte e invitarme a dar amor a quienes me rodean.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén…
¡En la Voluntad de Dios siempre!
“Como María seamos peregrinos de ESPERANZA”✍.
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