Alberto Linero
Señor mío y Dios mío, llego a esta hora de la noche con un corazón agradecido por todo lo que me regalas, llego a este momento con mis pensamientos, mis dolores, mis angustias, mis intranquilidades, mis alegrías, para dejarlos en tus manos amorosas, misericordiosas y bondadosas, así mi corazón y mi cuerpo descansan y se reparan.
Quiero sentirme libre, libre como las hojas flotan en el agua, se dejan guiar, se dejan llevar, las hojas van livianas moviéndose con las aguas, así, el río es tu Espíritu Santo, el agua viva, manantial de vida, y yo soy esa hoja que se deja llevar por esa fuente inagotable que va fluyendo.
Y eso me hace experimentar ahora una gran sensación de libertad, de paz, de serenidad, sé que dormiré tranquilo, yo estoy dejándome guiar, llevar, mover por tu Espíritu Santo. Gracias, Señor.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén…
¡En la Voluntad de Dios siempre!
VENGA A NOSOTROS TU REINO, SEÑOR✍.
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