Alberto Linero
Señor mío y Dios mío, soy persistente en mi búsqueda de Ti, no me canso de llamarte, de clamar tu presencia en mi vida y en la de los míos.
Siempre invocaré tu nombre y me postraré ante Ti para darte la gloria, para alabarte y bendecirte. Hoy, como Bartimeo, sigo clamando: «Hijo de David, ten compasión de mí». Ten compasión de mi familia, de mis hijos, de mis padres, de mis hermanos, de mi pareja.
Ten compasión de mis amigos, ten compasión de todo aquel que me ha pedido oración.
Ten compasión y haznos ver tu rostro. Para mañana tengo muchas actividades, pero ahora quiero abandonarme en tus manos, descansar y restaurar mis fuerzas.
Te entrego mi sueño y todo lo que voy a vivir mañana y estos días, te lo entrego todo.
Te amo y confío en que todo saldrá bien para mí y para los que amo.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén…
¡En la Voluntad de Dios siempre!
JESÚS TOMA MI VOLUNTAD, Y DAME LA TUYA✍.
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